13 Feb 2011

Sueños

Escribí para un concurso del instituto, a ver si ganaba 30 euros, yme gustó bastate la historia que escribí, 4 paginas a doble espacio, ahora la pego XDD
Creo que no concursaré al final, porque lo entregué y lo dejé en el casillero de la profesora y... buf, a saber. No se si me lo cojerán. En todo caso, si no me lo cojen, le pedie a mi profesora que lo lea por lo menos .-.



Zen
Modalidad narrativa, ESO
Sueños
Camino entre gente. Alguna que otra persona va comiendo algodón de azúcar y también
hacen cola para las atracciones. Yo, molesta por tanta multitud, voy a un lugar
apartado, iluminado con la poca luz que el sol del atardecer proporciona. Entonces,
oigo cómo unos pasos se acercan a mí. Cada vez hay menos distancia, hasta que puedo
ver a alguien que me coge bruscamente y me arrastra hacia el aparcamiento donde
está su furgoneta. Seguramente sus intenciones no son buenas, y empiezo a gritar pero a pesar de mis gritos, nadie me oye.
De repente suena su móvil. Perplejo, lo saca del bolsillo y el móvil vuelve a sonar.
Era el tono de llamada de mi móvil. Me ha despertado de esa horrorosa pesadilla.
Me despierto en una habitación que no es mía, pero las sábanas de la cama, me resultan
familiares. Son de cebra. ¿Dónde he visto eso?
Vaya, número desconocido. ¿Quién será?
-¿Diga?-
-Buenos días, llamamos para que nos conceda una pequeña parte de su tiempo.-
-¿Con quién hablo, por favor?-
-Servicio Movistar, ¿Podría hacer una encuesta?-
-No, gracias.-
Ahora no es el mejor momento para contestar una encuesta, tengo 3 llamadas perdidas
de mi amiga, será mejor que la llame.
-¡Susana! ¿Estás bien?- ¿Cómo que si estoy bien? ¿Habrá pasado algo…?
-C-claro que estoy bien, ¿ha pasado algo?
-Hace dos días, el viernes, fuimos al parque de atracciones, pero te separaste del grupo y
no te encontrábamos. Tampoco llegabas a tu casa. ¿Se puede saber dónde diablos estás?
-Sinceramente no lo sé, Neus. Estoy en una habitación que no he visto en mi vida pero
la cama en la que estoy acostada es conocida… ¿Te suenan unas sábanas de cebra?
-Ni idea, a  lo mejor lo habrás soñado. Primero intenta saber dónde estás, y no me
cuelgues por si acaso.
Me muevo por la pequeña habitación y la describo en voz alta:
-Paredes verdes, suelo de madera, una cama con sábanas de cebra. Voy hacia la
puerta… Cerrada con llave, o atascada.
-Por lo que más quieras, rompe esa puerta, Susana. ¿Hay ventanas en la habitación?
-Uff, sí, menos mal, hay una bastante grande y estoy en un primer piso. Pero qué
diablos… ¡Está todo en inglés!
-Venga ya, ¡no bromees! Sal de ahí e intenta saber dónde estás, y llámame.
Lo primero que dice que no haga, lo primero que ha hecho. Ha colgado.
Me despierto en una habitación que me resulta familiar, sin embargo por lo que veo
estoy en Estados Unidos y que yo recuerde nunca he subido en un avión dirección Norte
América. Hay un escritorio en el que no me había fijado antes, y hay papeles y
cuadernos sobre él:
El mundo y nuestro mundo.
Son mundos diferentes. En nuestro mundo estamos nosotros, nuestros deseos,
aspiraciones y también los sueños de la noche. En nuestro mundo puede estar
esperándonos nuestro amor platónico en nuestra habitación. Nuestro mundo es nuestro
y se va modificando según nosotros deseemos, a nuestro gusto y nos podemos refugiar
en él en cualquier momento. Las pesadillas están dentro de nuestro pequeño mundo
imaginario también y son fruto de nuestros mayores miedos. Después está la realidad,
lo que todos conocemos como vida…

A partir de ahí el texto empezaba a emborronarse. Después en otra hoja, hay una frase que dice: “Nunca confundas un sueño con la realidad”
Consigo salir a la calle y veo a lo lejos un parque de atracciones en un muelle, en la
playa. Creo que estoy en la playa de Santa Mónica, en Los Ángeles.
La gente me mira, pero nadie se detiene a preguntarme si estoy perdida. Yo sigo mi
camino hasta el muelle y allí veo a un joven que me mira de arriba abajo, sin corte.
Pasan segundos y sigue observándome. También le observo yo a él. Pelo castaño claro,
no muy corto, ojos grises, alto y delgado. En su mirada puede leerse que quiere decirme
algo.

-¿Sabías que a veces los sueños son predicciones del futuro? También cuando sueñas
que vuelas, es tu alma que quiere escapar, y cuando sueñas y lo ves todo borroso y
oscuro, o con mucha luz y tú incapaz de abrir los ojos es porque hay algo en tu vida que
no quieres ver, pero, no te preocupes, te protegeré.
No sé qué quiere decir. Parece que es español… y también parece que es tarde para
decirle algo, se está yendo.

-¿Cómo te llamas?
-Ryan- Me dijo alejándose.

Todo esto es tan… ¿extraño?
Parece…


Me desperté del sueño, menos mal. Estaba en mi cama, con mis sábanas de cebra. Miré
la fecha de mi móvil y estábamos a viernes, pero era por la mañana, y llegaba tarde al
instituto.
Vi a Neus que se comportaba como siempre.

-¡Neus!
-¡Hola Susana! Esta tarde al parque de atracciones, eh, no te olvides.
-¿Otra vez? Espera… nada, vale. Iré.- Sonreí. Todo había sido un sueño.

Llegó la tarde y fuimos al parque de atracciones, como habíamos acordado.
Estuvimos un buen rato dando vueltas por el parque y nos subimos a un par de
atracciones. Vi a un chaval de pelo castaño y ojos grises y me separé del grupo. Le
pregunté su nombre. Era Ryan.

-Ya he despistado a los hombres que te querían coger, estás a salvo. A veces los sueños
se mezclan con el mundo real. Estoy aquí para evitar que tus pesadillas se hagan
realidad.
Su rostro se acercaba cada segundo más al mío, con su mirada clavada en mis ojos. Mantenía una expresión seria, pero a la vez juguetona.
Me besó

-Esto debería de ser un sueño también…-Dije lamentándome.
-Quizás no –Respondió y me volví a hundir en sus labios.

No comments:

Post a Comment