12 June 2013

Elche, 25 de abril de 2013
A mi querida:
Despertar y oír todos aquellos susurros de primavera. Las hojas de los árboles rozándose entre ellas, las suaves lluvias de abril, y en los días soleados, las golondrinas tan impulsivas como siempre.
Luego pasearse por la casa y oler las tostadas del desayuno me alegran la mañana. Hay pocas cosas mejores que los aromas. Los aromas te hacen sentir y recordar tiempos pasados, también gozar un rato.  El sentido del olfato junto al del gusto y el oído, son de los que más nos hacen disfrutar placenteramente. La vista y el tacto no lo hacen tanto, pues, más que darnos placer, son fácilmente dañados. Puede haber algo que nos parezca suave, pero otro objeto puede quemar y herirnos. La vista también nos daña al mismo tiempo que nos reconforta. Cuando vemos algo desagradable,  lo guarda en nuestra memoria y nos atormenta épocas enteras, pero siempre habrá un paisaje digno de observar como los inmensos campos escoceses.
Momentos amargos pasamos, pero cuando volvemos a sonreír, es indescriptible. Siempre habrá algo o alguien que nos haga sonreír, reír a carcajadas y llorar de alegría.  El calor, la pasión… nos hacen sentirte, querida. A veces la sensualidad tan bella en una persona, que sin ti no sería posible.
La sorpresa de un niño cuando descubre algo, o su ilusión cuando cría a su primera mascota. La paz de los ancianos que ya han hecho demasiado y desean tranquilidad, desean sentarse en un parque rodeados de naturaleza y descansar.El equilibrio que hace que las cosas sean casi perfectas, porque si fueran perfectas ya no
habría un equilibrio.  Gracias a  poder correr  por los verdes campos, gracias a poder abrazar, a poder pensar, hablar, escuchar, a  expresarnos. Gracias a poder sentir todos 
aquellos maravillosos momentos, y también, aunque menos agradecidos, a los malos, 
porque hacen que apreciemos todo lo demás.

 Gracias a ti, querida.  Sin ti, nada sería. 



Te amo, vida.